domingo, 23 de marzo de 2014

Caminos.

Este dilema de hoy va dedicado a una persona de Hoyuelos fantásticos, que me lee, y me siento muy honrada por ello... Gracias GL.


¿Recuerdan a veces, cuando imaginamos, un viaje en tren? 
Algo así, me a producido el leer esta imagen, remontándonos a una época algo anticuada.

- París, Francia. 02 de Junio de 1890.

- Julie Dumont, estudiante de periodismo, amante de lo clásico, una ratoncita de biblioteca, muy bien podríamos llamarla, autora de los tropiezos de su vida, pero fuerte y firme como las columnas del olimpo.  

- Noah Lo Giudice, escritor autónomo, enamoradizo, vivas, y sobre todo soñador, inconformista, con un sueño en manos, casarse con aquella mujer, que deje todo en el camino, por vivir lo que la vida, y el destino les depare, juntos.


Cap. 1 

- Era tarde, solo quedaba un viaje en tren esa noche, Julie había llegado tarde a la estación, perdiendo el ultimo tren a la ciudad de Estrasburgo, enojada consigo misma, por la falta de atención a la hora, y su tonta distracción de los atardeceres, en los caminos a la estación, era evidente que su reacción ante la situación no era la mejor, pero entre un suspiro lento, visualizo lo que podría ser su ultima esperanza, una sola taquilla abierta, con los dos últimos boletos hacia Estrasburgo, antes que ella llegará, un distraído y grosero hombre, se le adelanto, rogándole a Dios que no quedará a su lado, puesto a que el viaje era largo, bastante largo, unos 398 km antes de llegar.

- Julie: "Buenas noches Sr. me podría por favor, dar un boleto con destino a Estrasburgo?"
- Taquillero: "Buenas noches Srta. corre con suerte, es el ultimo boleto de hoy, no cree usted que es muy tarde para que una dama, este tan lejos de casa?" - Julie sonrió levemente, y acento con la cabeza -.
- Julie: "Si, es así señor, pero la belleza de el atardecer hoy me distrajo".
- El taquillero le entrego el boleto, recordandole que, en 15 minutos llegaría el tren, y dándole las buenas noches, cerro la taquilla. 

- Tras pasar ese eterno lapso de tiempo, Julie notaba como el intruso que se fue de primero en la taquilla, fumaba un puro, antes de subir al tren, solo 8 personas en la estación, lo único que era seguro, era su lugar al lado de la ventana, como cuando era niña...

*Flash Back*

- Antuan Dumont padre de Julie Dumont, amaba viajar, y cuando nació su primera hija, quiso mostrarle lo hermoso de ver la vida, en los rieles de un tren...

A los 5 años de Julie, viajaron por primera vez a parís, era una hermosa niña, pelirroja nata, de ojos grises, blanca como la nieve, y de mejillas rosadas.

Julie: "¿Papá, puedo ir en la ventana?" 

- Sus grandes ojos, irradiaban emoción, y sus enormes pestañas, envolvían el alma de su padre, tal cual un conjuro negro, flagelando de a poco, lo que el sabía que se avecinaba -.

Antuan: "- Claro princesa, siempre y cuando, no te muevas mucho, ¿recuerdas la historia de Petter Pan, que me haces contarte cada noche?"
Julie: "- Si papi, pero que sucede?".
Antuan: "- Cuando los niños, de tu edad, se acercan mucho a la ventana, Garfio aparece, para llevárselos al país del nunca jamas".
Julie: "- Papi tengo miedo, no quiero que Garfio me lleve con el."
Antuan: " - Entonces hazme caso mi pequeña Julie, no te acerques tanto a la ventana".

- A lo lejos percibía un eco, alguien le gritaba, pero su cabeza aun permanecía en los últimos recuerdos que tuvo antes de que su padre desapareciera, como la neblina, al salir el sol por las mañanas...

Noah le gritaba, puesto a que el tren estaba a punto de arrancar, y sin importar a quien iba a dejar.
 - Pocos minutos despues que cayo en cuenta de aquello que ocurria, decidio abordar el tren, corriendo, sin percatarse de haber dejado su maleta, con los trabajos que debia entregar el lunes por la mañana, Noah al darse cuenta de lo que estaba pasando, bajo de el tren lo más rapido que pudo, y cogio la maleta, y sin mucho preambulo, corrio hasta alcanzar uno de los portales que daba con los asientos de aquella invención de hierro y madera.

- Julie muy asombrada, solo pudo agradecerle a Noah con una sonrisa, dejandolo cautivado por sus enormes ojos grises, era realmente poco comun una mujer de cabello rojizo y ojos de tal color, pero el estupendo aroma de su piel, le dejo la sensación de que algo más estaba por ocurrir.

- Noah se sento junto a ella, y la miraba de reojo, mientras ella no sabía como disimular aquel enrojecimiento en sus mejillas, sin embargo solo se limitaba a mirar por la ventana.

Noah: - Aclarandose la voz- ¿Viaja mucho en tren srta? ¿Cual es su nombre?
Julie notaba con gran desacato la poca atención que le daba a aquel hombre grosero, que le devolvió su maleta
Julie: ¿Disculpe?
Noah: Le he preguntado si ¿Viaja mucho en tren? Y si tendría el honor de decirme su nombre hermosa dama.
Julie: Mi nombre es Julie Dumont, soy estudiante de periodismo en la ciudad de París, y si viajo muy a menudo en tren, puesto a que vivo en Estrasburgo.
Noah: Ummm - Tocandose de la barbilla, solto un suspiro- Es de imaginarse que una mujer como usted, busque más allá de lo que le muestran, se le ve muy curiosa, y eso es de real encanto.
Julie: Muchas gracias, debo acotar, pero estaría mejor si terminaramos esta conversación, le agradezco como no se imagina, el que haya recuperado mi maleta, pero fuera de eso, mi relación con usted es bastante nula, puesto que sigue siendo un extraño para mi.
Noah: Eso tiene arreglo, mi nombre es Noah Lo Giudice, tanto gusto señorita. 

Julie hizo un gesto de desagrado ante la falta de respeto de este caballero, pero desistió la conversación, y se cambio de lugar...

- Luego de el recorrido, llegaron a la estación de Estrasbrugo, y Noah distraido por su belleza, soño tomarla de la mano y huir del mundo, y solo caminar hacia los prados; Julie al notar que estaba dormido, bajo muy rapido del tren, tratando de alcanzar una carreta que la llevara a su casa. Noah al escuchar al tren avanzar salió corriendo de el vagón, y solo sintió el aroma a vainilla que emanaba aquella mujer de grandes ojos grises, y de piel blanca, que le habian cautivado hasta sus más ultimos sentidos... Se colocó justo al lado de Julie, y ella hizo un gesto de calma, y la vez desagrado, puesto que llevaba casi 20 minutos esperando, y nada que aparecia algún medio de transporte.

Noah: ¿Me dejaria acompañarla a su casa? Ya es muy tarde para que una dama transite por allí sola.
Julie: Creo que usted no sabe lo que es, que una mujer le deje en claro que no quiere mantener ningun tipo de relación, ni conversación con su persona.
Noah: Mi padre me enseño a nunca darme por vencido, que persiguiera mis sueños, y aunque usted parece uno, no es lo que busco, pero como caballero al fin, no puedo dejarla sola a tan altas horas de la noche.
Julie con una expresión de descontento, le dio la razón.
Julie: Esta bien sr. disculpe que no recuerde su nombre, pero a decir verdad no le preste atención cuando me hablaba. 
Noah: Pude percatarme de ello srta,. cuando se cambio de asiento.

- Julie bajo la cabeza muy apena, mientras que Noah, tomaba su maleta y la invitaba a bajar poco a poco los escalones de la estación, y comenzar aquella caminata hasta su domicilio.


Prometo escribir más, pero debo atender otros quehaceres.











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